Auto-ayuda
Positividad y Auto-respeto
Cuando nos respetamos a nosotros mismos, podemos mantener nuestra mente calmada. No reaccionamos ante las situaciones de una forma negativa. En lugar de ello, nos tomamos tiempo para comprender la situación y responder de la manera adecuada. Tomamos las decisiones en un estado de la mente sereno y así, aprendemos a sentirnos relajados incluso en las circunstancias más difíciles.
Quien tiene auto-respeto se libera de la agresividad.
Cuando queremos ser más positivos, prestamos más atención a nuestras acciones, asegurándonos de que reflejen lo mejor de nosotros. También pensamos acerca de las palabras que utilizamos. Pero con frecuencia no nos enfocamos tanto en la calidad de nuestros pensamientos. Cuando ciertos patrones de pensamientos se vuelven repetitivos, llegan a controlarnos internamente.
Es importante que desarrollemos el hábito de pensar positivamente. Cuando los pensamientos son positivos, se vuelven poderosos. Cada pensamiento se convierte en un tesoro del que puedo obtener fortaleza. Entonces, nuestras palabras y acciones se vuelven de forma natural más poderosas también.
Entender y apreciar el tesoro de los pensamientos nos capacita a crear pensamientos poderosos y beneficiosos.
Lo que pensamos genera emociones, pero también lo que comemos
Montse Bradford: «Lo que pensamos genera emociones, pero también lo que comemos»
Escritora y experta en nutrición y energética, esta barcelonesa defiende en su último libro, ‘La alimentación y las emociones’, que existe una causa-efecto entre lo que ingerimos y cómo nos sentimos después. (Artículo de La Vanguardia. com – Salud)
Tenemos que ver de dónde vienen las emociones. ¿Las compramos en el supermercado? Las emociones tienen dos orígenes. El pensamiento, lo que pensamos genera emociones, pero también lo que comemos. Si tomo un vaso de agua o de whisky mis emociones serán muy distintas. ¿Y por qué generarán distintas emociones? Porque atacarán a diferentes órganos. Si yo ingiero alimentos que me bloquean el hígado, o la vesícula biliar, tendré emociones de ira, cólera, agresividad, impaciencia… porque cada órgano, dependiendo de si funciona bien o mal, genera unas u otras emociones. Esto está totalmente constatado en la medicina china de hace tres o cuatro mil años.
Usted explica que el ser humano cuenta con tres cuerpos: físico, emocional y mental…
¿El bienestar radicaría en conseguir un equilibrio entre todos ellos?
¿Se puede establecer una relación de causa-efecto entre lo que comemos y nuestro estado de ánimo posterior?
Precisamente, usted explica en su libro que hay alimentos que generan una sangre ácida (con la que construimos estrés, enfermedad y desequilibrio) y otros que, por el contrario, la alcalinizan (con lo que obtenemos energía, vitalidad y salud)…
También defiende que hay alimentos con energía yin (chocolate, alcohol, estimulantes, azúcares, levaduras artificiales…) que conducen a la hipersensibilidad, mientras que hay otros, con energía yang (carne, jamón, embutidos, huevos…) que nos ponen tensos y coléricos…
Y la yang…
Según sus explicaciones, abusar de productos yang nos conducirá irremediablemente hacia la ingesta compulsiva de alimentos yin.
¿La idea es evitar productos con energía yin o yang para intentar alcanzar el bienestar? ¿O comidos con moderación no tienen por qué ser dañinos para nuestro cuerpo?
En una comida principal, dice usted, no puede faltar: cereales integrales en grano, legumbres, un alga, una verdura verde y una pequeña porción de semillas o frutos secos. Alguien podría decir, ¡qué aburrimiento!
Pero disfrutar de una buena mesa también puede generar emociones positivas…
Hablaba usted de vibraciones. Defiende que tanto los alimentos como los diferentes cuerpos del ser humano (físico, mental y emocional) vibran de distinta manera…
A la hora de cocinar, «no sabemos extraer el sabor dulce a los alimentos», asegura usted. Por eso, añade, buscamos la compensación en el postre…
Exactamente. En la cocina mediterránea no hay dulzor.
Está usted cuestionando un referente…
Explíquemelo…
Hacía usted referencia a cocinar con tiempo, algo de lo que carecen hoy en día muchas personas…
Leyendo su libro, uno se da cuenta de que usted no es muy partidaria de las ensaladas o de la fruta cruda. Incluso no le hace demasiada gracia la miel, cuando es un alimento, según muchos expertos, tan nutritivo…
Y con respecto a la miel…
¿Qué le diría a aquella persona que no acabe de estar convencida del método alimentario que usted propone?
Apegos y Dependencias

El origen de todo ello está en el absoluto temor a lo desconocido pero sobre todo al desconocimiento de nosotros mismos. No sabemos cómo reaccionaremos ante las situaciones de novedad que se nos presenten. Tememos no saber desenvolvernos con resolución. Estamos predispuestos a imaginar terribles peligros que nos podrán acosar y una absoluta falta de valentía para poder con ellos.
Posiblemente, un exceso de proteccionismo en la niñez nos haya hecho débiles. No hemos puesto a prueba nuestra capacidad de lucha, la resolución lógica y la habilidad mental que seguro se revelarán cuando la circunstancia lo requiera.
Hay que asumir retos, pequeños, cotidianos y permanentes día a día para descender de esa situación y posicionarnos frente a la valía que tenemos.
Tal vez, estamos acostumbrados a situaciones que no nos gustan pero hemos desarrollado escudos protectores poderosos que nos mantienen al abrigo del dolor o al menos, lo parece.
La dependencia, el apego, la ligazón extrema a la comodidad que uno tiene y al control, que a lo largo del tiempo, dificultosamente hemos conseguido de las situaciones te confiere la tranquilidad de haberte ganado una posición que prefieres mantener ante la potencial repetición de las dificultades de tu vida.
Deberíamos permitirnos la libertad de probar situaciones novedosas en las que nos demostrásemos que somos capaces de salir airosos ante cualquier eventualidad porque de hecho, en nuestro mundo, ya lo hemos venido haciendo.
Nos falta creer en nosotros mismos y en la favorable disposición del universo hacia nuestra persona.
El futuro está lleno de oportunidades de ser felices pero nunca lo sabremos si no logramos salir a su encuentro.
Todo camino comienza dando un paso hacia adelante, cuanto antes des ese paso hacia tu meta, antes llegarás a tu destino.
Cada momento

El poder del odio
CUANDO ODIAMOS, DAMOS PODER
En la actualidad quien más quien menos, todos vivimos preocupados, tensos y nerviosos. Eso impide conectarnos con las cosas lindas de la vida. Si nos sentimos angustiados y acosados por las responsabilidades, es imposible hacer frente al mundo de la realidad. Muchas veces
la angustia o el temor que nos provoca el mañana hace que con frecuencia nos quejemos de dolor de cabeza o de fatiga crónica.
Lo más importante en estos casos es asumir una actitud positiva. Esto significa asumir los problemas y tomar con calma las medidas para solucionarlos. Un hombre, por ejemplo, puede ocuparse de sus problemas graves y, sin embargo, ir con la cabeza en alto y una flor en
el ojal. Sin duda nuestra paz interior y nuestra alegría dependen, no de dónde estamos, qué tenemos o qué somos, sino únicamente de nuestra actitud mental.
¿Es sencillo cambiar instantáneamente nuestras emociones con sólo decidir hacerlo?
Sí, porque al cambiar nuestra acción, se modifican mecánicamente nuestros sentimientos. Porque las emociones como la preocupación, el miedo, el odio, la envidia son tan violentas que tienden a expulsar de nuestros espíritus todos los pensamientos y emociones pacíficos y felices. El remedio contra la preocupación es ocupar el tiempo en la realización de algo constructivo.
¿Da resultado este truco tan sencillo?
Es como la cirugía estética. Ponga en su cara una sonrisa amplia
y sincera, saque pecho, respire pausada y profundamente y entone algo.
Pronto descubrirá que es físicamente imposible permanecer deprimido o
agobiado mientras se manifiestan los síntomas de una felicidad radiante.
Si uno cambia los pensamientos sobre las cosas y sobre los
demás, las preocupaciones empiezan a desaparecer.
Así de sencillo. Porque nuestra vida es la obra de nuestros pensamientos.
Si tenemos pensamientos felices seremos felices.
¿Y de qué manera se puede determinar qué cosas merecen nuestra preocupación y cuáles no?
Hay que aprender a distinguir entre tener y ser. Las personas que viven constantemente preocupadas están llenas de tener. Me sentiré contento cuando tenga casa propia. O, si tuviera un jefe que no fuese tan dictador… si tuviera un título, o más tiempo para mí.
Siempre que pensemos que el problema está allí afuera, el problema residirá en ese mismo pensamiento. De esta manera otorgamos a lo que esta ahí afuera el poder de controlarnos. El paradigma del cambio es entonces de afuera hacia adentro.
Esta idea constituye para muchas personas un cambio dramático de esquema. Pero la verdad es que todos podemos controlar nuestras vidas y tratar de influir poderosamente en nuestras circunstancias, si trabajamos sobre el ser, sobre lo que somos.
Por ejemplo, si alguien tiene un problema en su matrimonio ¿qué gana mencionando continuamente los pecados del otro? Al decir que no es responsable, aparece como una víctima impotente, se inmoviliza en una situación negativa.
¿Qué debe hacer entonces?
Si realmente quiere mejorar la situación, lo único que puede hacer es trabajar sobre sí mismo. Dejar de poner en orden a su esposa/o y trabajar sobre sus propios defectos. Con suerte, su esposa/o sentirá el poder de su ejemplo y responderá con la misma moneda. Pero, lo haga o no, el modo más positivo en cada uno puede influir sobre una situación, o tratar de que las preocupaciones no lo agobien, consiste en trabajar sobre sí mismo, sobre su ser.
Pero al trabajar sobre uno mismo, es inevitable que surja la preocupación o el lamento por todo lo que hicimos mal.
La cosa más importante de la vida no es capitalizar las ventajas. Cualquier tonto puede hacer esto. Lo que verdaderamente importa es beneficiarse con las pérdidas, con los errores cometidos. Esto exige inteligencia y señala la diferencia entre una persona de juicio y un necio.
¿Y cómo se puede ganar sin pelear? ¿Qué actitud hay que tomar frente a aquellas personas que nos lastiman, nos hieren o nos causan algún perjuicio económico?
Cuando odiamos a nuestros enemigos, les damos poder sobre nosotros, poder sobre nuestro sueño, nuestros deseos, nuestra presión sanguínea, nuestra salud y nuestra felicidad.
Nuestros enemigos bailarían de alegría si supieran cómo nos preocupan, cómo nos torturan y cómo se nos imponen. Nuestro enfado o nuestro odio no los daña, pero convierte nuestros días y noches en un infernal torbellino.
Si una persona egoísta trata de aprovecharse de nosotros, lo mejor es borrarlo de la lista, ignorarlo completamente, pero nunca pagarle con la misma moneda. Cuando uno trata de devolver lo que le hicieron con la misma moneda, se hace mucho daño.
¿Cómo se puede ignorar por completo una preocupación dolorosa provocada por alguien que no nos quiere?
Si no podemos amar a nuestros enemigos, hay que tratar por lo menos, de amarnos a nosotros mismos. Si uno aprende a amarse lo suficiente es imposible que las preocupaciones que los demás tratan de endosarnos dominen nuestra felicidad, salud y aspecto.
Recordemos que lo que nos hiere o nos daña no es lo importante, sino qué sucede. Desde luego, las cosas pueden dañarnos económicamente, y causarnos dolor o preocupación por ello.
Pero nuestro carácter, nuestra identidad básica, en modo alguno tiene que quedar herida. De hecho, nuestras experiencias más difíciles se convierten en crisoles cuando moldean nuestro carácter y se desarrollan las fuerzas internas, la libertad para abordar circunstancias
difíciles en el futuro y para inspirar a otros la misma conducta.
Suceda lo que suceda, siempre tenemos que ser nosotros mismos. Porque la vida…. siempre pasa su factura.
La sabiduría del perro
Soy médico veterinario, y fui llamado para examinar a un Sabueso Irlandés de 10 años de edad llamado Belker … lo examiné y descubrí que se estaba muriendo de cáncer y tras llevar acabo el procedimiento de eutanasia … Belker fue rodeado por la familia. El niño de 6 años, se veía tranquilo, y acariciaba al perro por última vez, junto a su familia y yo me preguntaba si él comprendía lo que estaba pasando. ..
»Bueno, como los perros ya saben como hacer todo eso , no tienen que quedarse tanto tiempo como nosotros.»
RECUÉRDALO SIEMPRE, COMO DECÍA MI ABUELA:
Sanar heridas para crecer
El Perdón
Miedo a Ser Feliz
¿Miedo a ser feliz? ¿Cómo? ¿Si todos los humanos luchan cada día de su existencia para encontrar ésta felicidad? Pues sí, pero la mayoría de los seres humanos aún luchando por alcanzar la felicidad, no creen merecer ser felices. Conozco personas que cuando están a punto de lograr una meta laboral, sentimental, física, personal, financiera o familiar «algo pasa» que nunca se concreta. Por supuesto el ser humano con su habilidad para evadir responsabilidades, culpa a terceros, fuerzas extrañas, conspiraciones planetarias y hasta hechizos y «mal de ojo» para justificar el resultado. Hace poco una muy estimada amiga mía compartió una frase: «Es tan fácil ser feliz que el ser humano lo complica». Nosotros los seres humanos somos tan complicados pues conforme vamos escribiendo nuestras historias de vida, vamos adoptando patrones, programas, heridas, percepciones y razones las cuales muchas veces ni sabemos que llevamos cargando pero todo esto se ve reflejado en nuestra realidad y manera de vivir. Esto es el «ego». El mismo que nos hace evadir la responsabilidad y consecuencias, minimizar nuestros sentimientos y los de los demás, maximizar nuestras culpa y sufrimientos.
Escenas como la de los novios que aún sabiendo cada quien su parte responsable de esa discusión que los llevo a extrañarse por mero orgullo, la de los hermanos separados por un conflicto de varios años atrás que ya ni recuerdan por qué fue, los mejores amigos que perdieron la oportunidad de recordar sus años de la infancia con sus hijos por un mal entendido de dinero, todo ésto por ego, por no creer merecer ser feliz.
Sí, en la vida siempre habrá pruebas y dolor, pues es necesario para que crezcamos, pero no aferrarnos a él es lo que nos evita sufrimiento. Mi hermana tiene un lema «Siempre sé amable con los demás pues cada ser humano en ésta vida, está librando una batalla» y estoy totalmente de acuerdo con ella. Para poder sanar y crecer tenemos que ser honestos y humildes, evitar ponernos el disfraz de víctima o juez, escuchar y expresar. Darnos cuentas y aceptar que en el transcurso de ésta historia de vida hemos sido lastimados y hemos lastimado. Aceptar los hechos, afrontar consecuencias para poder dejarlos ir.
Vivimos saltando del pasado al futuro con miedo de que lo que pasó se repita, olvidando el presente, pero tenemos que aceptar y aprender de nuestro pasado para no repetirlo en el futuro y poder vivir en el presente.
El mayor miedo del ser humano, es a ser feliz, a no merecer y nos autosaboteamos constantemente cada vez que sentimos «esa» felicidad cerca. Todos lo hacemos en alguna área de nuestra vida, pero es nuestra responsabilidad encontrar la solución, siempre con honestidad y humildad, sin ser juez ni víctima.
Ponte en la piel de otro ser humano, evita la indiferencia, el juicio, el quitarle valor a su sentir, el aparentar que no pasó nada o todo esta bien cuando no sea así, se honesto contigo, no minimices tu sentir ni el de nadie, recuerda todos estamos librando una batalla.
Y nunca olvides que aún, con tus errores, con tu historia de vida, tienes el derecho y la oportunidad de ser feliz, sólo tienes que creer que lo mereces y darte permiso para hacerlo, sanando y siendo responsable HOY de lo que sea necesario, en tu búsqueda de la felicidad, estoy segura que te has esforzado al máximo con tu trabajo, escuela, relaciones, familia has hecho sacrificios, quizás te has visto en situaciones extremas, has movido cielo, mar y tierra para alcanzar un sueño y tu felicidad, es momento de hacer eso pero en TI. La felicidad está dentro de ti y cada segundo, minuto, hora, día, años que pases defendiendo al ego,a la razón, a cualquier cosa que te aleje de tu felicidad es tiempo que ya no regresará.
Para ser feliz hay que arriesgarse a serlo.
Tu momento es AHORA.
La Voz de mis Emociones
Garganta: La voz de mis emociones.
Cuanto más exprese la verdad por esta vía de comunicación, más podré intercambiar con mi entorno.