El miedo
Desidentificarnos de nuestras emociones nos da libertad
(Sandra Gamero Ruiz-Terapeuta Gestalt, Maestra de Reiki)
El miedo es una emoción que tiene mala prensa, que nos da vergüenza sentir: “el miedo es de cobardes”. Lo escondemos y reprimimos, haciendo que se convierta en un enemigo que nos paraliza en nuestro día a día. Pero el miedo puede ser un gran aliado si contactamos con el, lo dejamos expresarse, le encontramos la utilidad y comprendemos el mensaje que nos intenta transmitir.
¿Cómo se manifiesta?
En el caso del miedo, orgánicamente, la sangre va a los músculos esqueléticos, en especial a los de las piernas, para facilitar la huida. El organismo se pone en un estado de alerta general y la atención se fija en la amenaza cercana.
Las modificaciones corporales que acompañan al miedo pueden ser bloqueo, ritmo cardíaco acelerado, sudoración excesiva, temblores, sensación de náuseas…
Los sentimientos asociados pueden ser preocupación, aprehensión, ansiedad, remordimiento, culpa, sospecha, pavor, pánico…
¿Para qué sirve?
El miedo intenta protegerte de algo, mantenerte seguro. Antaño, reconocerlo en el rostro de un congénere permitía huir con más rapidez de una situación peligrosa.
El miedo es una emoción que tiene mala prensa, que nos da vergüenza sentir: “el miedo es de cobardes”. Lo escondemos y lo reprimimos, haciendo que se convierta en un enemigo que nos angustia o nos paraliza en nuestro día a día.
Realmente, las emociones negativas no son “malas” en sí mismas, sino que llegan a serlo cuando intentamos olvidarlas o reprimirlas sin comprender ni su utilidad ni su mensaje.
Te invito a hacer una lista de todos tus miedos, tanto de los pequeños como de los grandes, clasificándolos por orden de importancia. Cuando la termines, halla en cada miedo una utilidad.
Por ejemplo:
1. El miedo me sirve para avanzar con prudencia.
2. El miedo me sirve para: …………………………….
Desidentifícate del miedo
El psicólogo italiano Roberto Assagioli, fundador de la Psicosíntesis, explicaba que, para aprender a gestionar nuestras emociones, podemos comenzar por eliminar todas las “identificaciones parciales” que nos impiden tener plena conciencia de nosotros mismos. Por ejemplo, algunas personas se identifican con su cuerpo (“son” su vientre plano, su cabello, su look…); otras con su trabajo (“son” profesores, médicos…); otras con sus emociones (“son” depresivas, “son” miedosas…). Para “desidentificarse” hay que distinguir lo que tenemos y lo que hacemos, de lo que somos.
Te propongo volver al listado de tus miedos y escribir al lado de cada uno:
* “El miedo a …………………. se halla en mí, pero yo no soy eso”.
Conviértelo en tu aliado
En definitiva, para conseguir que el miedo se convierta en nuestro aliado:
* Contacta con él. ¿En qué parte de tu cuerpo lo sientes? ¿Cómo se manifiesta orgánicamente en ti?
* Exprésalo. Dite a ti mismo: “Siento miedo” en vez de “Soy miedoso”.
* Utilidad. ¿Para qué me sirve?
* Comprende el mensaje. Todo miedo intenta transmitirte algo.
Cuando contactamos, expresamos y nos dejamos de identificar con el miedo, todo cambia y nos podemos permitir una vida más satisfactoria y libre.