Estrés y sufrimiento
El estrés es la decencia del mundo actual, es el elixir puro extraído de las complejas leyes del mercado en que se desarrollan nuestras vidas, ya no hay leyes del corazón, el mercader ha matado al poeta, al monje, y sigue intentándolo en cada uno de nosotros, en ese pequeño recóndito lugar de nuestro ser interior en el que el deseo de liberación de la angustia que provoca un mundo globalizado, aunque de un trozo de poeta y de monje, lo que ocurre es que apenas les podemos escuchar, el mercado grita tan fuerte que no nos permite oír los susurros, es por eso que en esta sociedad hay tanto ruido, es preciso que los cañones suenen para evitar que se escuche el tañir de las campanas.
Hoy en día por todas partes podemos ver cómo las exigencias laborales, familiares, sociales, superan las posibilidades que nuestro cuerpo tiene para adaptarse a esos niveles de esfuerzo, ello hace que se alcancen cotas muy elevadas de presión y sufrimiento debido a que no estamos preparados para soportar niveles de estrés que han de ser soportados un día tras otro sin descanso. No estamos adaptados a estos niveles de estrés, ni mucho menos a ser capaces de convivir con ellos y mantener un equilibrio real en nuestra mente, en nuestro cuerpo, nos vemos atrapados en una vorágine que nos agota, que nos desvitaliza y nos enferma, el estrés nos acelera, la vida se transforma en un tren de alta velocidad en el que todo el paisaje aparece difuminado, no veo apenas el entorno y yo no existo en este lugar, soy sólo una pieza más que mantiene todo funcionando a pleno rendimiento, a costa de mi salud, de mi juicio, de mi atención, de mi vida.
El estrés es hoy en día la principal fuente de sufrimiento en las sociedades avanzadas, no se carece de pan, no se carece de techo, hay una carencia esencial de libertad interior, de armonía, es preciso una liberación del dolor, ya no hace falta más sufrimiento, es posible evitarlo comenzando a trabajar sobre nosotros mismos, es posible que no encontremos nadie cerca en este instante que nos pueda ayudar a aumentar nuestras capacidades para acercarnos de verdad a nosotros mismos, pero sí la voluntad que existe la información también, y sólo es preciso mantener en mi atención esa decisión de la voluntad por la obtención de un desarrollo hacia el mundo de la calma, no lo harán otros por mi, lo he de hacer yo.
El 90% de las enfermedades son producidas o agrabadas por el estrés del modo absurdo de vida, la mitad de las personas acortan en 20 años su vida debido a los altos niveles de estrés con que conviven, todo esto es evitable, este sufrimiento, esta masacre, pero para poder volver a escuchar nuestra voz interior es preciso que disminuya mucho ruido del entorno, y no se me ocurre nada mejor que las técnicas de relajación para lograrlo, al acabar un ejercicio de relajación la musculatura está suelta, la atención presente sin esfuerzo, experimenta la emoción de sentirse en paz inminente y la mente y el cuerpo se encuentran en un estado especial, muy distinto al ordinario, es por aquí por donde hemos de comenzar.
Antes de despertar de una pesadilla horrible es preciso tomar conciencia de que estamos dormidos, vivimos en el mundo del sueño, en él nacemos, en él aprendemos, de profesores dormidos, nuestros jefes viven en el sueño y persiguen las tonterías, las miserias que sólo en el sueño pueden considerarse valiosas frente a la libertad, frente a la vida real, es preciso despertar pero para ello primero hay que ser capaces de sentir la calma.
El estrés mata, cercena miembros, amputa la vida, produce las guerras y justifica los daños colaterales, el estrés es sufrimiento y el único camino real es el que se aleja de esta fuente del mal.